
- Tengo una chola nada más y el otro pie lo tengo congelado, no lo siento.
- Ven tráelo, te lo masajeo.
Tiene un cuerpo de singular y extraordinaria calidad.
Me limito a masajearlos, la idea de que entre la piel de su pie veterano y mis manos haya una capa de crema me jode muchísimo.
Me gusta la sal, el post-rock y yo. Me gusto yo. Creo que no hay persona más perfecta ni mejor acabada que yo.
Vivo en una casa grande, padre, madre, hermana, jardín, yo.
Ya me cansé de tocarme mirándome a un espejo, me sé mis gestos y muecas de memoria. Creo que son los mejores gestos y muecas existentes.
Si me sumara doce años seríamos físicamente iguales ella y yo. Mi hermana.
Le gusta Julio Cortázar, la pimienta y comerse las uñas.
- Joder, sabes reflexología o qué.
- Me se de memoria algunas zonas microreflejas de los pies, las que tienen que ver con los pulmones, tiroides, oído.
Ya empieza. No se corta. Comienza a retorcerse de gusto. Quién no disfruta de un buen masaje podálico. Acaba de hacerlo, el mismo ademán que sé de memoria de verlo en mi espejo.
No me freno, ni detengo, ni pienso hacerlo, me abalanzo a su boca, que se joda si no quiere, nadie le manda a ponerme de esta manera.
A las dos nos gusta Amiina, contar hasta tres antes de tirarnos a la piscina y The Queen's Men.
No se quita.
Se parece tanto a mí.
1 comentario:
quizás los caminos sanguíneos buscan ecos de destino incierto, porque dicen que aborrecerse en soledad es lo más podrido de existir, son lodos a baja temperatura musgos livianos y cargados de agua...no del maniantial del eterno reino, de salivas mutuas, de seguros mutuos.
in
out
besos volados.
Publicar un comentario