Poesía.
Yo también quiero épica.
Que la heroicidad se convierta en proeza. O siga siéndolo. Pero dámela.
Que de un devaneo surja un soneto.
Estállame libidinoso por dentro y pongámosle un nombre.
Danza
Elévame acercando cada vez más tu reflejo y tu cara de verdad
hasta que tus labios falsos toquen mis labios de verdad.
Enajenada mi imaginación se confunde con mis deseos y mis deseos no tienen medida.
Sé más concreto.
¡Levántame llena hasta arriba capitán!
¡Descalzate!
Bebe algo.
¡Muévete!
Sé concupiscente con mi piel. Pero si logras enterrarte en ella no te acomodes.
¡No me mires siempre igual que me canso!
Música.
Soy un plectro. Pues toca algo, aprovecha ahora que puedes hacer música conmigo.
No me pongas cara de ratón.
Mírame, pero mírame.
Dame cuatro versos y sírvete de letras para tus canciones.
Dame cuatro besos, pero no me cantes.
Ahora vocaliza y entona.
Cálmate. Relaja los hombros y que los codos estén en la misma línea que mis teclas. Ahora tócalas disciplinadamente.
Imagina que tu boca es tu puño, pégame fuerte.
¡Exigencia!
Pintura
No seas como el retrato que imita al orgasmo con palabras cambiadas.
Concéntrate.
Conviérteme en arte y hazme inmortal.
O conviérteme en humana y no permitas que me muera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario