martes, 29 de diciembre de 2009

Voy a darme un baño, vengo enseguida.


¿Nunca te has metido en una bañera fría, vacía y te has acostado a esperar?
Te desnudas, movimientos dirigidos hacia la frigidez. Acuestas tu sustancia sobre la loza, te derramas.
Justo en el momento antes de empezar a temblar, abres el agua.
El agua no te toca, sólo va llenando la bañera y es así como la sientes.
Los bordes de tu espalda y planta de los pies son los primeros en sentir el calor.
Esto hace que se te erice la piel y desees con furia que el agua hirviendo y montaraz te tape entera.
Pero no se trata de eso. Sientes como en una fina línea el agua va subiendo, lentamente.
¡Qué descaro el del agua! La necesitas por toda tu piel, y ella tan lenta, tan lenta, tan lenta, sigue su ritmo desconociendo tus ansias.
¡Más rápido!
Sé que una vez me llene y ya no tenga frío, querré sentirlo. Entonces empezaré a vaciar la bañera para congelarme de nuevo.
¿Por qué siempre se tarda menos en vaciar y enfríar que en llenar y calentar?

(t-okios)
Escúchame, te voy a decir algo:
Si nunca te has puesto un espejo bajo el culo,
si no has tenido la esquina de una mesa entre tus piernas,
si finges tu respiración porque te parece más divertido que sentirla,
si te tapas con las sábanas cuando alguien hace que te mueras de calor,
si sabes diferenciar un rompenueces de unas piernas abiertas, o una boca abierta de un túnel,
si alguna vez no te ha asustado una sonrisa
si nunca has deseado alargar un momento hasta el infinito y no querer ni pestañear para recordar más
si nunca has tenido miedo o nunca te has metido algo plástico o frutal
si te tienes por extraña y no te follas por pereza
.
.
.
.

Deja que el agua llegue hasta arriba, déjate rebozar, trágatela, respírala, inúndate, muérete. Que justo justo justo en ese momento te sentirás viva y cuando abras la boca para respirar, sólo te entrará agua y te descongelará. También por dentro.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Botones.



Los pies se me aceleraron como si supiera perfectamente a donde estaba yendo. Un destino seguro.
La rapidez venía desde la cabeza, desde la exasperación, como aborto de una mano que me entró por la boca y me exprimió el estómago.
Su pelo seguía como siempre, sus gestos eran los mismos y su boca tenía el mismo color. La diferencia era que todo seguía igual.
Algo discutíamos, algo había pasado. Lo hablábamos, así que lo teníamos en la boca.
Le hablaba.
Fuerte y firme.
Haciamos un vaivén.
Me respondía.
Fuerte y firme.
Vaivén.

Movimientos alternativos y sucesivos.
En una nube de palabras y rabia estaban dos chicas. Dos chicas que no sabían nada de su deseo. Una nube llena de frío, piel y mandarinas.

Y desde fuera, dos chicas agarradas de la mano que no se cogían pero tampoco se soltaban. Se tocaban la mano mientras escupían voces.

Seguíamos teniendo el problema en la boca.
Terminé comiéndome los argumentos.
Los verbos
Y las frases.
Vaivén.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Arterial.

Poesía.

Yo también quiero épica.
Que la heroicidad se convierta en proeza. O siga siéndolo. Pero dámela.
Que de un devaneo surja un soneto.
Estállame libidinoso por dentro y pongámosle un nombre.

Danza

Elévame acercando cada vez más tu reflejo y tu cara de verdad
hasta que tus labios falsos toquen mis labios de verdad.
Enajenada mi imaginación se confunde con mis deseos y mis deseos no tienen medida.
Sé más concreto.
¡Levántame llena hasta arriba capitán!
¡Descalzate!
Bebe algo.
¡Muévete!
Sé concupiscente con mi piel. Pero si logras enterrarte en ella no te acomodes.

¡No me mires siempre igual que me canso!

Música.


Soy un plectro. Pues toca algo, aprovecha ahora que puedes hacer música conmigo.
No me pongas cara de ratón.
Mírame, pero mírame.
Dame cuatro versos y sírvete de letras para tus canciones.
Dame cuatro besos, pero no me cantes.
Ahora vocaliza y entona.
Cálmate. Relaja los hombros y que los codos estén en la misma línea que mis teclas. Ahora tócalas disciplinadamente.
Imagina que tu boca es tu puño, pégame fuerte.
¡Exigencia!

Pintura


No seas como el retrato que imita al orgasmo con palabras cambiadas.
Concéntrate.


Conviérteme en arte y hazme inmortal.



O conviérteme en humana y no permitas que me muera.

martes, 24 de noviembre de 2009

Something is squeezing my skull


“I'm doing very well, I can blackout the present and the past now”

Me muevo, sé que estás ahí otra vez. No puedo mirarte porque desapareces. Bailaré con los ojos cerrados para buscarte. Ahora me convertí en una bailarina de negro. Te busco.

PUM.

Toco algo, pero no puedo mirar. Toco, la piel es áspera y ruda y seca, ah y fría. No eres tú, las mujeres son más suaves que los hombres.

Te siento cerca pero no llego a tocarte.

“Thank you, drop dead”

Sigo. Sigo. Me exaspero hasta el punto de necesitar abrir y ver para poder respirar. Pero no puedo porque te ocultas y te vas. Respiro, una, dos y tres. No apareces. Ahora me dedicaré a bailar sin buscarte. Lo hago durante minutos. Sé que tú también me buscas.

No te he tocado y ya estoy perdida.

PUM.

Toco algo, pero no puedo mirar. Ahora la piel es suave y nueva, como recién hecha. Según mis manos, te mueves de una manera arrebatadoramente lenta. Sí, eres tú. Y también tienes los ojos cerrados. Me estabas buscando. Nos encontramos. A veces, cuando no usas un sentido, los demás se te agudizan hasta el infinito. Con mi tacto ahora mismo podría recorrer el mundo. Y el infierno. Ya me olvidé de mirar para poder tenerte.

“Oh, something is squeezing my skull, Something I can barely describe”

Se escuchan voces, nos hablan. Nos da igual somos unas dementes que quieren serlo. No hay amor en la vida moderna. Cerremos los ojos y no nos miremos nunca más.

Don't give me any more, don't give me any more, don't give me any more!

Ahora nuestro tacto nos lleva a otro lugar. No hay música. Cantamos, pero tampoco nos atrevemos a hablarnos, sólo nos sentimos.
Nos trenzamos. Encajamos. Y perfectamente. Estás dentro de mí, me abrazo fuerte a tu excelente cuerpo por medio de mi imaginación, no puedes desaparecer. Pero abro los ojos.

PUM.
Te perdí.

Ya nada es normal


Había una vez un niño. No tenía nombre porque tampoco tenía padres. Tenía una tía. La gente lo llamaba Panal porque lo encontraron recién nacido lleno de miel y sirviendo de casa a las abejas. Todavía se le notan las cicatrices. Panal era asimétrico. Nada de su lado derecho del cuerpo coincidía con su lado izquierdo, bueno sí, alguna cicatriz. Donde en el lado derecho tenía una mano, en el otro tenía un muñón. Donde en un lado tenía un pezón, en el otro tenía dos. Vestía siempre de violeta y le encantaba pintarse las uñas de azul.
La primera palabra que balbuceó fue “vendimia”. Los más católicos dicen que dijo “vírgenmaría”
Panal no sabía leer, pero creó una especie de relación entre palabras y cosas. Memorizó cada palabra y a cada una un objeto. Podía estar leyendo el poema más perfecto de Richard Aldington, que él solo entendía de casas relacionadas con el sol y de niños que jugaban a matanzas.

Pero Panal tenía un secreto. Que nunca sabremos, pero que nos servirá para saber el final de la historia.

Había una vez una niña. Una niña con dos nombres. Tenía una enorme familia y vivía en una mansión. La gente la llamaba Oro porque aprendió a decir sus primeras palabras en una cuna de metal precioso dorado. Su piel era perfecta como la de una princesa. Era realmente bella. Sabía leer, escribir y orar a dios. Su pelo era trigo y sus ojos eran bosque a veces, otras eran mar. La primera palabra que bordeó fue “rojo”. A partir de ahí, sus padres le decoraron todo de rojo. Ella sólo entendía de rojo. Cama roja, paredes rojas, ropa roja, uñas, zapatos, libros, rojo.

Oro estaba cansada de tener todo lo que pedía.

Panal por el contrario se conformaba con todo lo normal o no. Tampoco entendía de normalidad.

Oro y Panal se enamoraron. Oro se enamoró del color violeta, de sus tres pezones, de sus uñas perfectamente cortadas y de su tic en el pie derecho que parecía como si fuera un karateka continuamente en combate. Por el contrario Panal aceptó la situación, sin entender de amor.

Tuvieron dieciocho hijos. ¿el por qué? Todos les salían deformes. Unos con ojos donde deberían ir cejas, otros con la cabeza exageradamente grande y cuerpo diminuto. Hasta uno salió con dos sexos. Realmente fue Oro quien tuvo ese empeño por tener “algo” normal. Cada vez que nacía un engendro se ponía otra vez a crear algo normal. O intentarlo. Para Panal eran perfectos.
Entre ellos no había comunicación. Se hablaban por gestos.

Ahora la única rara era Oro.

Panal hasta toparse con aquella rara, soñaba con dunas en forma de pechos de mujer. Acabó matándola a ella y a sus diecisiete hijos. Se quedó con el de los dos sexos.

Tuvieron muchos hijos, muchos. Todos normales. Al fin y al cabo, Panal era completamente normal para un mundo tan moderno.

martes, 27 de octubre de 2009

Hay que bailar más



-Papá ¿qué es la eyaculación precoz?
-¿No sabes lo que es la eyaculación precoz?
-No, ¿qué es?
-¿Sabes lo que significa eyacular? ¿y precoz?
-No. No.
-Es la unión de un hombre y una mujer.
-Ah. Ehmm... ¿entonces..sólo es posible una eyaculación precoz entre una relación de sexos contrarios... y entre dos hombres?
-Eso es una malformación cerebral y física, hijo. Qué pasa, ¿nunca te has follado a unas buenas tetas?

-No, nunca. Las últimas tetas que tuve delente fueron las de mamá, debido a su baja autoestima dejó que se las chupara hasta los 11 años. A partir de ahí, noto algo raro en mí. Pensamientos perturbadores papá.
-¿Qué pensamientos?
-Hombres con tetas.
-OH DIOS MÍO pero ¿y qué sientes cuando te imaginas a esos montruos mamarios?
-Sed. Y amor.
-¡QUÉ! ¡Eres un malparto! Ahora mismo te voy a llevar a que te ingresen.
-No servirá de nada, sólo muerto podría dejar de pensar..
-¡¡NI SE TE OCURRA DECIRLO MALDITO ANÓMALO MENTAL!!
-En tetas.. en justo ese momento en el que no te importaría que estuviera ocurriendo el mayor desastre mundial fuera de tu boca, porque tienes la fascinación dentro.
-Creo que estás muy confuso. Piensa en una mujer SIN bálano, desnuda. Qué, qué, ¿te excita?
-No, tiene que tener pene. Papá, la evoluvión está ahí, en hombres con tetas, en la fusión. Perfección.
-¿Y una mujer con pene?
-Eso sería el delirio constante. Excelencia mental y física. No existiría autocontrol.
-.....
-Venga no te perocupes papá, escucha esta canción de Garth Brooks. Sólo tenemos que bailar.

lunes, 26 de octubre de 2009

Trauma y vicio.

¿quién era? No lo sé. Se movía de una manera tan rematadamenete voluptuosa que me picaban los ojos de no pestañear.
Ahora quería saber quién era y moverme también. Pero esta vez quería moverla yo.
La observaba de una manera que se sintió en la obligación de dirigirse hacia mí.
-Qué coño miras.
Vaya, se trataba de este perfil duro, este que es divertido, si, ese que desde que quieras moverte con ella lo haces porque en realidad nunca a tomado una decisión.
No sabe hacerlo. Esta vez el destino y yo decidiríamos por ella.
No le respondí, la cogí de por la camisa con tanta furia que no supo reaccionar.
La metí en el baño. También le partí el cuello.
Lo hice sin darme cuenta, no creo que fuera la primera vez.

martes, 20 de octubre de 2009

Microintestinal


Trabajar en un hospital aceptando sumisa y continuamente órdenes de médico era sin duda un fastidio. Comenzaba mi tercera semana en ese hospital y me habían asignado la parte dedicada a la cirugía intestinal. Curiosamente sólo había un médico especializado en esa materia y yo y la señora de ojos mínimos y de marcas de expresión marcadas más de lo normal gracias a su sobrepeso, la señora Sigmoides, éramos las únicas enfermeras.

Yo no tuve entrevista. La señora Sigmoides me pasó un cuestionario y al día siguiente fui admitida. Me daban tres semanas de prueba.

Proceso nº 1. Número y nombre de hijos y marido. Estado de sus intestinos y dieta semanal.
La pregunta Nº2 la rellenará a la tercera semana de trabajo.


Las enfermeras anteriores a mí, unas cientas, dejaban el trabajo justamente a la semana tres, daban explicaciones banales, rápidas y sin sentido alguno. Lanzaban la bata blanca, cogían sus artilugios y se largaban.

Lo que yo ignoraba era la existencia de “El axioma-pezóninvertido”. El nombre no hacía referencia al acto en sí, sino que fue creado por la señora Sigmoides, la cual sufre de un pezón hacia adentro expulsor de mal olor. Debe ser que fue el consejo de algún psicólogo que le sugirió que para acabar con su complejo tenía que verlo relacionado con algún acto importante en su vida. Y tanto que era importante “El axioma-pezóninvertido”, si era superado, te contrataban de por vida en el hospital.

Nunca había estado en el despacho del Dr. Yeyuno, y era allí donde se encontraba mi siguiente pregunta. El Doctor, un hombre desorientado, le caracterizaba un tic en el cuello que hacía que se le moviera toda la cabeza, (siempre a la izquierda), como si continuamente fuera un jugador de fútbol rematando la pelota a portería. Algo en su infancia no fue normal, dicen que su madre lo tenía contratado como el acomodador de su habitación, responsable de recoger preservativos pringosos, limpiar restos de sida, y como no, orientar a su hermana pequeña en el aprendizaje práctico del acto sexual.

En los pasillos que me dirigían hacia él para completar "El axioma Pezón-ivertido", había puertas a ambos lados cada una con un nombre asignado y unos números; “habitación de las vellosidades intestinales de lujo (124)”, “habitación del búho mesenterio (51)”…

Proceso nº 2. Deberán presentarse su marido e hijos en media hora. Estará despedida de lo contrario.

Respondiendo a mi pregunta de gracias a quién están alimentados y vestidos, mis mosntruos familiares acudieron en menos del tiempo. A mi marido le habían despedido de su trabajo y tampoco estaba haciendo nada por encontrarlo. Era yo el pilar en mi fingida maravillosa familia, pero a la vista abominable. Esta panda de escatológicos se encontraban desnudos delante del Dr. Yeyuno y Sigmoides. Qué familia tan repudiable tenía, mis hijos a parte de gordos tenían granos en el culo, mi marido no sé si los tenía, la mata de pelo le tapaba la piel.

El Dr. Sigmoides comenzó a hacer unos gestos con la boca propios de los perros pulgosos al rascarse con el hocico, movimientos cortos y rápidos en la barriga de mi marido. De repente el doctor, sacó un látigo bañado en aceite y toallas mojadas, me miró y dijo a la vez que soltaba aire; espectacular.

CONTINUARÁ....

lunes, 27 de abril de 2009

Cultura musical




Llegamos al acuerdo de que nos empezaríamos a desnudar a medida que la otra cantara la canción que sonaba. Si no te sabías la canción no veías carne. Sonaba Los Planetas. Lo tenía fácil. Iba con ventaja porque ella no conocía más allá de Rubén Blades o algún rubio-rizado de bulería.
Comencé a cantar y ella iba cumpliendo la norma. No sé ni por qué me iba a follar a aquella cabeza hueca, supongo que era porque al ser tan ignorante me parecía una adolescente en pleno desarrollo y eso me ponía.
Seguía cantando y ella cumpliendo. Era morena y con pecas en la espalda. Cuanto más se desnudaba, más quería cantar y cuanto más cantaba más quería que me enseñara. Sonreía y se le perfilaba un hoyo en el lado superior derecho de su boca. Sólo si la sonrisa era de vergüenza.
Seguía cantando algún deleite de Los Planetas, ya ni sabía cual, me salía sola. Ella poco le quedaba por enseñar y yo lo tenía todo escondido. Esta chica estaba en la edad en la que robar una señal de tráfico y ponerla en su cuarto le producía toda una emoción y le hacía sentir la más rebelde-feliz.
Ahora estábamos en la cama, yo completamente vestida, con zapatos y bufanda y ella completamente desnuda, sin apocamiento ni recato. Me había convertido en una voyeur cantarina.
Nunca un canto mío había producido más que un “¡cállate!”. Parecía que con esta puber podía hacer lo se me antojase. Empezaba a sonar algo de post-rock, ahora nadie cantaría. Esta situación quedaría en tablas. Me gustaba cohibirla e intimidarla.
- Bueno qué, ¿sólo vas a mirarme?
Yo ya no quería follármela, ahora quería humillarla. Una vez vi en una peli porno como una chica se metía un calamar. Yo no tenía calamares en la nevera, pero tenía un par de euros en la cartera. Me apetecía que se metiera euros por el culo. Eso sería como darles una bofetada a todos esos idealistas que defienden que el dinero es mierda. No, no lo es, la mierda sale del culo y ahora el dinero entra por él.
Cuando ya no me quedaban más monedas, la eché de mi casa. Se fue contenta, con los 6 euros que se había metido por el culo en monedas de cincuenta y veinte, le daría para comprarse uno de esos anillos que cambian de color según el estado de ánimo.

miércoles, 22 de abril de 2009

Rojo


Pertenecí al mayor ejército del mundo. Progresismo extremo.
Muerte al hombre conservador.
Rojo.
Tengo una amplia gama de armas en mi casa. La muerte con armas ya no me satisface. Saboreo el tiempo de agonización de una persona. Un disparo: pam! Muerto, no hay disfrute. Te clavo una daga, te la dejo dentro y la giro, minutos de sufrimiento y zas! deleite.
Economía, cultura, religión, política, sociedad. Súbitos y violentos, ruptura del orden. Rojo.
Mi edad, la puedo contar abriendo y cerrando mis dos manos a la vez, unas siete u ocho veces. Estoy viejo pero no muerto. Debilidad blanca.
Mi vecino de abajo, es un debilidad blanca, mi mujer no me deja matarle. Liberal de mierda, estás muerto antibolquevique. Muerte a los liberales a favor de la monarquía.
Ya no estamos en guerra, ni en 1921, ni en guerra, ni en 1921. Guerra civil rusa. Rojo. Pero quiero acabar con él antes de que lo haga otra causa externa.
Poder rojo.
Acabé con él y con los que me lo intentaron impedir. Ahora quién va a cuidar a un pobre viejo como yo, hacerle la comida, o lavar un culo comunista.

lunes, 20 de abril de 2009

Para desayunar, solomillo y champán.



No entiendo mi tétrico estado mental. Todo lo que pedí, de repente lo tengo. Mi primera dosis… ¡cómo la había ambicionado, pensado, encaprichado! Me conformaba con ello tanto como sería mi conformidad si me regaran ahora mismo cincuenta mil euros. Pero ese acorde era antes de alcanzar mi dosis nº 1. Después de ella, quería más, claro está.
Por mi segunda porción tuve que guerrear más. Pero llegó. La dosis nº 2 me regaló la dosis nº 3. Y la cuarta vino sola.
Después de cualquier dosis, antojo, empeño, me repetía a mí misma, que con una más sería suficiente. Así si que sería dichosa. Pero cuanto más tenía más quería. En este momento me encuentro en la cuarta. Ahora ya no sé si quiero más o quiero que pare. ¡Por supuesto que quiero más! Es como la cantidad de burbujas que pueden salir de un lambrusco. Una dosis, es cuando se sirve el vino en la copa. Yo soy el lambrusco y las millones de burbujas que pueden salir de mí cada vez que me derramo, son los pensamientos, ansias, codicia o ganas de tener mi nueva dosis quinta y que debo controlar...
Por mí, me derramaba entera.
Como el simio, ahora las sonrisas que pueden salir del morapio las considero agresión. Me convertí en un gorila.
Y Morrissey sigue cantándome, creo que es por su culpa. Todo es culpa de Mozzy.
Voy a vomitar, regurgitar, echarlo.
Ya tengo la solución; me compré unos alicates y un cuchillo. Me abriré la cabeza y me sacaré esa pretensión de mi cabezón con mis propias manos. Coseré y luego bailaré algo de White Rose Movement.

Si no, disfrutaré tanto las dosis como un buen lambrucio de Emilia-Romagna.

viernes, 3 de abril de 2009

IN



- Tengo una chola nada más y el otro pie lo tengo congelado, no lo siento.
- Ven tráelo, te lo masajeo.
Tiene un cuerpo de singular y extraordinaria calidad.
Me limito a masajearlos, la idea de que entre la piel de su pie veterano y mis manos haya una capa de crema me jode muchísimo.
Me gusta la sal, el post-rock y yo. Me gusto yo. Creo que no hay persona más perfecta ni mejor acabada que yo.
Vivo en una casa grande, padre, madre, hermana, jardín, yo.
Ya me cansé de tocarme mirándome a un espejo, me sé mis gestos y muecas de memoria. Creo que son los mejores gestos y muecas existentes.
Si me sumara doce años seríamos físicamente iguales ella y yo. Mi hermana.
Le gusta Julio Cortázar, la pimienta y comerse las uñas.
- Joder, sabes reflexología o qué.
- Me se de memoria algunas zonas microreflejas de los pies, las que tienen que ver con los pulmones, tiroides, oído.
Ya empieza. No se corta. Comienza a retorcerse de gusto. Quién no disfruta de un buen masaje podálico. Acaba de hacerlo, el mismo ademán que sé de memoria de verlo en mi espejo.
No me freno, ni detengo, ni pienso hacerlo, me abalanzo a su boca, que se joda si no quiere, nadie le manda a ponerme de esta manera.
A las dos nos gusta Amiina, contar hasta tres antes de tirarnos a la piscina y The Queen's Men.
No se quita.
Se parece tanto a mí.

lunes, 30 de marzo de 2009


Su abuela coleccionaba palos. En el empeño por recolectarlos encontraron un lagarto.
- ¡Mira, un lagarto hijo! Vamos a llevárnoslo. Le llamaremos LAGARTO.
-No, LAGARTO no lo puedes llamar porque ya es un largarto, otro nombre. ¿Qué cosas te gustan?
- Me gustan.. las magdalenas, el agua Vichy, las bolsas de plástico, los cementerios y el dinero.
-Pues entonces llamémosle "dinero".
-Sí, que es verde, como los billetes de mil.

lunes, 19 de enero de 2009

Señora Melancolía de compras.

Se acaba de romper mi fresco pintalabios rojo. Era nuevo. La barra estaba partida. Qué imbéciles. Una gran mujer no es gran mujer si no lleva sus labios nutridos en rojo.
Duermo, como, me masturbo, mato y desayuno pensando en el dinero. ¿Los pobres? Pena me dan. ¿Los negros? Asco me dan. ¿Los discapacitados? Risa me dan. Existen dos clases de personas; todos ustedes y yo, la ardiente y elegante Señora Melancolía. Admito que sin ustedes mi vida sería triste y funesta, no son especies inferiores por ser peor que yo, ni yo mejor que ustedes. Sino por ambas.
A ustedes, imbéciles deplorables, los que me leen; tengo tres hijos, he estado casada tres veces, soy viuda y tengo una amante. Mi voz es ronca y ruda. Como la de un transexual. Tengo un cuerpo de envidia y calzo un 41. No me creo mejor, lo soy. He dedicado mis cuarenta y nueve años a vivir pisando al débil para escalar y lograr el éxito. No me gustan las cosas sencillas, soy racista, clasista y estilizada.
Enfadada no estoy por el gran error de vender un producto tronchado pues podría comprarme todos los pintalabios rojos del mundo si quisiera. Si me da la gana puedo hasta cautivar a Mark Bezuijen, el director de Margaret Astor, con simplemente la calderilla de mi canalillo.
- Tú señorita, me has vendido una bazofia de pintalabios.
La gorda de la dependienta, se pone nerviosa cada vez que entro pues me dejo miles de euros en la tienda y le han dictado tratarme de manera exquisita.
-Oh, perdone señora…. Le daré uno nuevo. Qué digo uno, ¡le doy dos!
La gorda pareció emocionarse por la brillante idea con la que supo salir del paso. Tenía la piel rosácea y granulada. Sudaba y los pelos del bigote empujando para salir, se veían como puntos negros de roce áspero. Que hedionda.
- No, no quiero más pintalabios. Quiero ponerte una reclamación vaca.
Una vez resuelto el dilema de mi decisión, nos encontrábamos las dos en una habitación de no más de diez metros cuadrados. Sólo había una mesa, una radio y un espejo.
- eh, bueno señora, aquí en la identificación del reclamado usted debe…
- DESNÚDATE.
- ¿Qué? Jijij ¿cómo señora?
- DESNÚDATE SUCIA.

Comenzó a quitarse esas sucias camisas sudadas. Lo que me temía, las tetas eran como una especie de biberón hacia abajo, con tetinas negras y enormes. De ese biberón no bebería ni un desgraciado niño negro.
- Pero señora… ¿por qué me somete a esta vejación?
- CONTINÚA.

Cuando se lo había quitado todo, la puse delante del espejo y apreté el play de la radio.

- BAILA
- ¿?¿?¿?
- BAILA Y MÍRATE AL ESPEJO.

Comenzó a bailar de una manera que ni el león más hambriento le hubiera hincado el diente. Pero qué asco de espécimen.
Me pidió que la matara.
La sangre no es como el agua que al unirse con grasa se separa.
Que nadie se permita venderme nada en mal estado.